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Ken Follett nació en Cardiff (Gales) y cuando tenía diez años su familia se mudó a Londres. Se licenció en filosofía en la Universidad de Londres y posteriormente se dedicó al periodismo. Durante sus años de reportero empezó a escribir obras de ficción. Sin embargo hasta 1978 no se convirtió en escritor de éxito, con la publicación de El ojo de la aguja. A partir de entonces, cada novela de Ken Follett se convierte en un éxito internacional. Actualmente vive en una vieja rectoría de Hertfordshire con su esposa Barbara.
Details
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Title
Un Mundo Sin Fin
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Author
Ken Follett
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Binding
Paperback
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Pages
1178
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Volumes
1
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Language
SPA
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Publisher
Vintage Espanol
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Date
2010-07-13
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ISBN
9780307454744 / 0307454746
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Weight
1.93 lbs (0.88 kg)
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Dimensions
8.1 x 5.24 x 2.02 in (20.57 x 13.31 x 5.13 cm)
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Library of Congress subjects
Historical fiction, Middle Ages
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Dewey Decimal Code
FIC
Excerpt
1
Gwenda sólo tenía ocho años, pero no le temía a la oscuridad. Todo estaba como boca de lobo cuando abrió los ojos, aunque no era eso lo que la inquietaba. Sabía dónde estaba, en el priorato de Kingsbridge, en el alargado edificio de piedra al que llamaban hospital, tumbada sobre la paja que había esparcida en el suelo. Por el cálido olor lechoso que llegaba hasta ella, imaginó que su madre, que descansaba a su lado, estaría amamantando al recién nacido, al que todavía no le habían puesto nombre. A continuación yacía su padre y, al lado de éste, el hermano mayor de Gwenda, Philemon, de doce años.
El hospital estaba abarrotado y aunque no llegaba a distinguir con
claridad a las otras familias que ocupaban el suelo del recinto, hacinadas como ovejas en un redil, percibía el rancio hedor que desprendían sus cálidos cuerpos. Faltaba poco para que despuntaran las primeras luces del día de Todos los Santos, fiesta de guardar que ese año además caía en domingo, por lo que sería día de especial precepto. Por consiguiente, la víspera había sido noche de difuntos, azarosa ocasión en que los espíritus malignos vagaban libremente por doquier. Cientos de personas habían acudido a Kingsbridge desde las poblaciones vecinas, igual que la familia de Gwenda, a pasar la noche en el interior de los recintos sagrados del priorato para asistir a la misa de Todos los Santos con las primeras luces del alba.
A Gwenda le inquietaban los espíritus malignos, como a cualquier persona en su sano juicio, pero le preocupaba aún más lo que tendría que hacer durante el oficio.
Con la mirada perdida entre las sombras, intentó apartar de su mente el motivo de su angustia. Sabía que en la pared de enfrente se abría una ventana arqueada, y a pesar de que ésta carecía de cristal, pues sólo los edificios más importantes estaban acristalados, una cortinilla de hilo los protegía del frío aire otoñal. Sin embargo, ni siquiera alcanzaba a distinguir la débil silueta grisácea de la ventana. Se alegró; no quería que amaneciera.
Puede que no viera nada, pero sí llegaban hasta sus oídos multitud de sonidos distintos, como el de la paja que cubría el suelo y que susurraba constantemente cuando la gente se removía y cambiaba de postura durante el sueño. El murmullo de unas palabras cariñosas no tardó en acallar el llanto de un niño que parecía haber despertado de una pesadilla. De vez en cuando se oía a alguien farfullar, hablando en sueños. En algún lugar una pareja hacía eso que hacían los padres pero de lo que nunca hablaban, eso que Gwenda llamaba «gruñir» porque no sabía con qué otra palabra describirlo.
Vio una luz antes de lo esperado. En la puerta del extremo oriental de la alargada estancia, detrás del altar, apareció un monje con una vela en la mano. La dejó sobre el ara, encendió una pajuela con la llama y recorrió la estancia para acercarla a las lámparas de las paredes, donde su sombra se alzaba hasta el techo, como un reflejo; la pajuela se unía a su propia sombra en la mecha de la lámpara.
La luz fue avivándose deprisa e iluminó hileras enteras de figuras ovilladas desperdigadas por el suelo, envueltas en sus anodinas capas o acurrucadas junto a sus vecinos en busca de calor. Los enfermos ocupaban los camastros dispuestos cerca del altar, donde podrían beneficiarse mejor de la santidad del recinto. Una escalera en el extremo opuesto conducía al piso superior, donde se encontraban las habitaciones para las visitas de la nobleza, estancias ocupadas en ese momento por el conde de Shiring y otros miembros de su familia.
El monje se inclinó sobre Gwenda para encender la lámpara que quedaba justo encima de su cabeza. El hombre se fijó en ella y le sonrió. La niña observó su rostro bajo la vacilante luz de la llama y vio que se trataba del hermano Godwyn, un joven apuesto que la noche anterior había tratado a Philemon con mucha amabilidad.
Junto a Gwenda había otra familia de su aldea: Samuel, un próspero campesino con grandes extensiones de tierra, su esposa y sus dos hijos, el menor de los cuales, Wulfric, era un arrapiezo de seis años convencido de que lanzar bellotas a las niñas y salir corriendo era lo más divertido del mundo.
La prosperidad no sonreía a la familia de Gwenda. Su padre no tenía tierras, por lo que se ofrecía de jornalero a quien pagara por sus servicios. En verano nunca faltaba trabajo, pero tras la recogida de la cosecha y la llegada del frío, la familia solía pasar hambre.
Media reviews
“Un mundo sin fin es una lectura de vértigo; no hay situación sin invertir ni conflicto resuelto sin sorpresa. La época medieval de Follett —bestial, intrigante, venal— es sumamente vibrante”. —Los Angeles Times
“Un bien investigado y hermosamente detallado retrato de la Edad Media… Follett consigue también una trama impresionantemente vívida”. —Washington Post
“Follett es maestro en la anécdota, la aventura, la intriga”. —El País
About the author
Ken Follett naci en Cardiff (Gales) y cuando tena diez aos su familia se mud a Londres. Se licenci en filosofa en la Universidad de Londres y posteriormente se dedic al periodismo. Durante sus aos de reportero empez a escribir obras de ficcin. Sin embargo hasta 1978 no se convirti en escritor de xito, con la publicacin de El ojo de la aguja. A partir de entonces, cada novela de Ken Follett se convierte en un xito internacional. Actualmente vive en una vieja rectora de Hertfordshire con su esposa Barbara.